La reciente controversia en Tequila, Jalisco, ha puesto en la mira a su alcalde, Diego Rivera Navarro, quien ha sido acusado de abuso de poder tras cerrar el Museo Nacional del Tequila (Munat) y tomar decisiones que impactan negativamente a la industria tequilera. Esta situación no solo afecta a los productores de tequila, sino que también plantea serias preguntas sobre la protección del patrimonio cultural de la región.
Desde su llegada al cargo, Rivera Navarro ha implementado cambios drásticos en la regulación de las tequileras, elevando los requisitos e inspecciones y generando acusaciones de extorsión. La situación se ha vuelto aún más complicada con la imposición de un impuesto adicional a los vehículos turísticos, el cual fue cobrado sin la aprobación del Congreso local.
Este tipo de decisiones pone en riesgo no solo la industria del tequila, sino también el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad del Paisaje Agavero, del cual el museo forma parte. La falta de transparencia y la censura evidenciada en el arresto de un camarógrafo que cubría la noticia han generado un ciclo de desconfianza entre los ciudadanos y las autoridades. Es fundamental que los profesionales y entusiastas de la industria de los destilados estén al tanto de estos acontecimientos. La historia de Tequila es un recordatorio de la importancia de proteger nuestro patrimonio cultural y de las implicaciones que las decisiones políticas pueden tener en la industria. Para más información sobre esta situación, consulta el artículo completo en El Informador.