La leyenda de Mayahuel relata cómo la diosa del agave, también conocida como maguey, entregó a los humanos una planta mágica que proporcionaría alegría y otros dones. Según la leyenda, Mayahuel era una joven y hermosa diosa que vivía en reclusión, lejos de los demás dioses, bajo el celoso cuidado de su abuela. Poseía una planta mágica que brindaría alegría y otros dones a los humanos.
Los dioses encargaron a Quetzalcóatl la misión de obtener dicha planta para compartirla con los humanos. Astuto, Quetzalcóatl convenció a Mayahuel con sus suaves palabras, a pesar del riesgo de despertar la ira de su abuela. Durante su huida, los dioses se enamoraron y decidieron vivir su amor eternamente. Sin embargo, su felicidad terminó cuando se dieron cuenta de que los hermanos de Mayahuel los perseguían. Para evitar ser encontrados, Mayahuel decidió que tanto ella como Quetzalcóatl se transformarían en su planta mágica.
Con el tiempo, la planta mágica resurgió, pero Mayahuel no logró recuperar su forma, quedando para siempre en el sagrado maguey o agave.
La primera mención del nombre Mayahuel está en el manuscrito en francés titulado Histoire du Mechique, traducido del español en el siglo XVI. No se conoce al autor del texto original en español ni a quien lo tradujo al francés, pero el franciscano –luego secularizado– André Thevet aparece como propietario y firmante de ese documento que hoy se encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia.
Histoyre du Mechique by Christian Irigaray
En la obra, se cuenta que el dios del viento, Ehécatl, escucha que los dioses afirman la necesidad de la ebriedad y se acuerda de la virgen Mayahuel, la busca, la encuentra y se enamora de ella. Juntos, crean el maguey, una planta que consideraban mágica por todos sus dones. La obra “Histoire du Mechique” se encuentra en la Biblioteca Nacional de París y consta de 88 hojas escritas en francés.
De acuerdo con el relato mitológico, los dioses se encontraban angustiados porque observaban que los humanos estaban tristes y nada alegraba su corazón. Esto los llevó a pensar en regalarles algo que los regocijara y les provocara tanto gusto que los hiciera cantar, bailar y, al fin, alabar a sus deidades. Fue entonces cuando Ehécatl (el dios del viento) recordó a la maravillosa planta que poseía Mayahuel, la cual podía ser el regalo perfecto para los hombres. Mayahuel era una virgen que cuidaba a su abuela, llamada Tzitzímitl, quien junto con sus hermanas vigilaba que no saliera el sol.
Mayahuel tenía prohibido salir del lugar donde vivía y, tan severa era esta prohibición, que la abuela le había advertido que si desobedecía, la mataría. Una noche, mientras Tzitzímitl y sus hermanas dormían, Ehécatl llegó hasta donde estaba Mayahuel y la convenció de que bajara al mundo terrenal junto con él, para hacerle un regalo a los humanos. Como Mayahuel siempre había querido salir de ese sitio, aceptó. Ehécatl llevó a Mayahuel sobre su espalda y, en el camino, se enamoraron. Cuando llegaron a la tierra, se unieron en un árbol de dos ramas entrelazadas; la de él era quetzalhuéxotl y, la de ella, xochicuáhuitl.
De pronto, la abuela de Mayahuel despertó. Al llamar a su nieta y no obtener respuesta, pidió a sus hermanas que la ayudaran a buscarla. Todas descendieron a la tierra y, en ese movimiento, desgajaron las ramas del árbol de los
enamorados. La rama de la virgen fue reconocida por la vieja abuela, quien la tomó, la despedazó y repartió los restos entre las deidades presentes para que los devoraran. La rama de Eh catl permaneció intacta. Una vez que Tzitzímitl y sus hermanas se alejaron, Ehécatl volvió a su forma primera. Así, juntó los huesos de la virgen, los enterró y, con ello logró que de ahí naciera la planta de maguey que los antiguos hombres llamaban metl, del cual hasta hoy se obtiene pulque, una bebida sagrada.
En los antiguos códices, Mayahuel es representada con una nariguera con forma de luna creciente y un bastón curvo, en cuya punta hay un corazón arrancado, lo cual acentúa su naturaleza sacrificial. Además, se dice de ella que posee cuatrocientas tetas de las cuales mana la leche blanca del pulque, que produce borrachera y baile y despierta la alegría de quien lo bebe. En otras versiones, Mayahuel también es conocida por ser la madre de los 400 conejos, dioses menores, espíritus del alcohol, a los que amamanta con pulque, cada uno representando un nivel de fermentación y un estado de embriaguez diferente, de ahí que, al beber, algunos ríen y otros lloran, depende del conejo que recae sobre ti.
Mayahuel es la diosa del agave o maguey en la mitología mexicana. Es conocida por haber entregado a los seres humanos una planta mágica que les daría alegría y otros dones.
La leyenda de Mayahuel se originó en la mitología mexicana. Según la leyenda, los dioses se encontraban angustiados porque observaban que los humanos estaban tristes y nada alegraba su corazón. Esto los llevó a pensar en regalarles algo que los regocijara y les provocara tanto gusto que los hiciera cantar, bailar y, al fin, alabar a sus deidades. Fue entonces cuando Ehécatl (el dios del viento) recordó a la maravillosa planta que poseía Mayahuel, la cual podía ser el regalo perfecto para los hombres.